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Botafuegos, la cárcel donde conviven yihadistas, etarras y narcos

Fuente: Cadena Cope

Grupo Área se desplaza hasta Botafuegos con un programa de radio histórico para conocer la prisión desde dentro, cómo se vive, quién habita y quién vigila a las personas "más peligrosas" de la sociedad.

A la entrada del centro penitenciario Botafuegos, un Corazón de Jesús y esta frase: «Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad están orientadas hacia la rehabilitación y reinserción social«. Junto a éste, otro en el que se puede leer: ‘Prohibido sacar vasos de la cafetería’. Estamos en la sala de recepción de la cárcel algecireña, en unos minutos, Grupo Área iba a realizar un programa histórico.

Los micrófonos de Cope Campo de Gibraltar-Costa del Sol y las páginas de Diario Área han sido correa de transmisión, este jueves, por unas horas, de los testimonios de una parte de los que ‘viven’ bajo estos techos. Queríamos conocer que se cuece tras los muros de esta prisión, una, dicen, de las más violentas de Andalucía.

Nos recibían los representantes de los sindicatos. José Luis Alcaraz y Roberto Feijoó de ACAIP- UGT, Marta Calderón de CSIF y Arturo Iglesias de CCOO. Era fundamental contar con la voz de este colectivo que representa a los funcionarios y funcionarias que trabajan codo con codo con los internos, conocer sus demandas, sus reivindicaciones, con la realidad que se enfrentan día a día. En el otro vértice, la primera autoridad de Botafuegos, la persona que tiene la última palabra sobre el funcionamiento de esta cárcel. El granadino Francisco Márquez, nos recibe en las escaleras que conducen a su despacho de director. Acepta encantado nuestro atrevimiento. Los cinco se someten a las preguntas que también son las de la calle, sobre qué pasa en esta cárcel, cómo funciona, porqué las agresiones a funcionarios, como viven los internos, porqué está masificada.

Una cuestión que preocupa y que puede que no todo el mundo sepa es que en esta cárcel junto a los presos comunes, hay etarras, yihadistas y narcotraficantes. La presencia de ETA, el Yihadismo o la cada vez mayor frecuencia de narcos. Sito Miñanco, Los Castañas... el ‘culto’ al narcotraficante. «Aquí nos hemos encontrado con un padre y tres hijos en prisión y en la misma fecha», nos dice Alcaraz. Márquez, que lleva trece años como director, asegura que los presos de ETA y el interno del GRAPO «no son conflictivos a pesar de que están en primer grado». En el caso de los presos yihadistas, «sí que hacen una vida aislada del resto, si alguien se radicaliza, lo detectamos».

«Siempre he procurado darles a estos presos un trato normalizado pero jamás han pedido hablar conmigo ni yo con ellos, porque si no me necesitan, yo tampoco», y prosigue: «Normalmente los internos de ETA no reinciden por un tema de estrategia, en cambio los GRAPOS sí, en el caso de los yihadistas, es muy preocupante pero en Instituciones Penitenciarias se trabaja de manera importante para que estas personas cumplan sus condenas. Me siento orgulloso de la labor». Incluso hay interacción entre los etarras y los presos comunes, «muchas veces los invitan a un café o a un paquete de tabaco», apostilla.

Trece años va a hacer en este puesto Márquez, aunque ha estado vinculado al sector penitenciario desde hace casi 40 años. El año próximo Botafuegos cumple veinte años, razón suficiente para sacar a colación la saturación de reclusos que padece desde prácticamente su inauguración. «Espero que con la apertura de la cárcel de Archidona, en Málaga y con las nuevas incorporaciones de funcionarios, se asuma a parte de estos internos. En Ceuta también estamos a la espera de que el nuevo centro se abra en su totalidad, y si eso se produce, vamos a vivir una situación más normalizada. Siempre digo que esto parece la calle Sierpes de Sevilla«, asegura el máximo responsable del centro penitenciario.

«Los funcionarios somos los grandes olvidados y me cabreo con mi propia institución por la opacidad que vivimos. Y tenemos que sentirnos orgullosos de nuestro trabajo pero hay gente que parece que le da vergüenza decir que trabaja aquí». ¿Y usted conoce el nombre y apellidos de los presos? La respuesta llega rápida. «Conozco a los presos más buenos y a los más malos pero son los propios presos los que más me conocen».

Conflictos los hay, eso nadie lo niega aunque para Márquez, la situación no es «peligrosa, es penosa».

Complicado para el día a día de los trabajadores, «falta plantilla y eso se traduce en más agresiones. Queremos trabajar en las mejores condiciones», reitera José Luis Alcaraz de ACAIP. «Estamos desempeñando un trabajo cualificado y queremos retribuciones justas porque esta situación no es de hace dos días«. Y la falta de médicos y auxiliares de enfermería que se traduce en sobredosis por metadona y medicamentos, un cóctel explosivo. De las agresiones, el recluso se vale de pinchos ocultos en bocadillos, por ejemplo. Casi cualquier método es válido, teléfonos móviles minúsculos para comunicarse con el exterior y entre los propios reclusos, las argucias son infinitas.

Marta Calderón (CSIF) estudió educadora social y trabaja codo a codo con internas, ser madre y estar presa tiene sus condicionantes. «Siempre quise ayudar a la gente y mi vocación ha sido esa. Nosotros somos su forma de comunicación con el exterior, con la administración, nos convertimos en amigos, no para tomar unas cañas pero…».

Demandas y reinserción social
Roberto Feijoó, de ACAIP-UGT, lleva puesto una camiseta de Rocky Marciano, (no sabemos si por hacer un guiño a la situación parecida a un ring en la que trabajan), resalta que la situación de los funcionarios de prisiones es compleja, de ahí las reivindicaciones.

Del mismo modo, desde Comisiones Obreras, Arturo Iglesias, tiene claro que la solución tiene que partir de instituciones penitenciarias pero contando con las demandas sindicales más acuciantes. Que se les contemple como agentes de la autoridad de pleno derecho. «A los políticos, ahora que estamos en elecciones les diría que dejen correr el aire. No sé si es bueno que siga el mismo ministro pero le insto a que abran las puertas y ventanas, que sea cierto que hay interés real por atender nuestras demandas», apostilla de nuevo Alcaraz.

Un momento del programa especial emitido por Grupo Área, este jueves, en Botafuegos. Marcos Moreno
Y la pregunta del millón, ¿hay reinserción posible?. «Eso es lo que se pretende pero no tenemos una varita mágica. Al interno le decimos: si prefiere quedarse tirado en el patio, pues poco se puede hacer», remata Márquez.

 

Un momento del programa especial emitido por Grupo Área, este jueves, en Botafuegos. Marcos Moreno
Y la pregunta del millón, ¿hay reinserción posible?. «Eso es lo que se pretende pero no tenemos una varita mágica. Al interno le decimos: si prefiere quedarse tirado en el patio, pues poco se puede hacer», remata Márquez.

 

 

 


 
 
 


 

 

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