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Marlaska paraliza las fábricas de las prisiones: 12.500 presos trabajan en ellas

Fuente: El Confidencial

El sindicato Acaip-UGT había pedido la suspensión de la actividad de los talleres por el coronavirus, pero Interior los mantenía hasta ahora para evitar que más de cien empresas cortaran por lo sano.

El Ministerio del Interior ha decidido paralizar todas las fábricas de las prisiones. Más de 12.500 presos trabajan diariamente en esos talleres, ubicados dentro de los centros penitenciarios. La cifra representa el 20% de la población reclusa, que dedica la mayor parte de su tiempo a estas tareas. Los productos que ahí fabrican los reos van desde molduras para hacer los espejos retrovisores de una marca de vehículos hasta componentes electrónicos para una multinacional del sector pasando por piezas para cisternas o incluso la confección de sábanas y uniformes destinados a los propios internos.

Más de un centenar de empresas mantienen un convenio con la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias que delega en la institución dependiente del Ministerio del Interior el desarrollo de parte de su producción. El sindicato Acaip-UGT, mayoritario en el sector de los funcionarios de prisiones, había pedido la paralización de los talleres con motivo de la crisis del coronavirus. La organización entendía que no es prudente que los internos sigan trabajando juntos en ambientes en los que se puede propagar el Covid-19, ya que a su juicio muchos de ellos no permitían cumplir las medidas de seguridad exigidas por el propio Ministerio.

Instituciones Penitenciarias, sin embargo, no apoyaba inicialmente esta petición de Acaip-UGT. Sostenía que 12.500 reclusos se ganaban la vida gracias a este trabajo remunerado. "Si no seguimos prestando el servicio, las empresas podrían irse", argumentaban a El Confidencial desde la Secretaría General, que sin embargo sí consideraba que hay que tomar medidas para cumplir con las recomendaciones de las autoridades sanitarias y con los criterios establecidos por el Gobierno en el decreto que declara el estado de alarma. Por eso, afirmaban, habían reducido la jornada de estos internos destinados en los mencionados talleres para que en todo momento hubiera "el mínimo imprescindible de trabajadores".

El objetivo, señalaban, era trabajar menos horas para cumplir con las nuevas exigencias. La finalidad, decían, era que no hubiera en ningún momento grupos de personas demasiado cerca, que mantuvieran todos la distancia de seguridad, que no existiera riesgo de contagio, pero que continuara la producción, que Instituciones Penitenciarias consideraba esencial para seguir manteniendo la relación con las empresas. Ahora, sin embargo, la cuestión ha cambiado y el departamento dirigido por Fernando Grande Marlaska ha decidido echar el cierre al entender que las mercantiles con las que hay convenio también han disminuido la producción y es preferible optar por la prudencia extrema dentro del estado de alarma.

De momento, entre rejas tan solo ha habido un caso positivo por coronavirus. Se trata de un preso de la prisión de Álava que fue trasladado al hospital, donde continúa su tratamiento. El resto de sospechosos de estar contagiados por el Covid-19 de momento no han pasado de esa consideración. Los tres reclusos que ayer presentaban síntomas de haber contraído la enfermedad en la prisión de Córdoba han dado finalmente negativo, por lo que pasan a engrosar la lista de población reclusa sin contaminar, en la que se enmarca casi el 100% de los internos de España.

 Los estrictos protocolos que ha ido implantando la administración penitenciaria durante los últimos días han provocado que los responsables de los centros ordenen aislar inmediatamente a todos los internos que presentan el menor síntoma de fiebre, tos, afección respiratoria o incluso malestar general. Esta determinación ha hecho que en estos momentos más de 60 presos se encuentren encerrados en sus celdas sin contacto alguno con el resto de internos ni con los funcionarios de prisiones. El Ministerio del Interior ha querido de este modo alejarse de la imagen que han dado las cárceles italianas, donde los diferentes motines que se han organizado se han cobrado la vida de 11 reclusos.

Por ahora en España no ha tenido lugar ningún motín. Tan solo en la prisión de Málaga un interno enmascarado grabó un vídeo que se hizo viral en el que amenazaba con amotinarse junto a otros compañeros porque, según dijo, las autoridades penitenciarias no estaban tomando las medidas adecuadas para evitar los contagios. Tanto él como otros tres compañeros con los que había planeado sublevarse fueron encerrados en régimen de aislamiento por orden de la dirección del centro penitenciario. Además del caso positivo por coronavirus de un recluso que ha habido en la prisión de Álava, otros ocho trabajadores de la administración penitenciaria se han contagiado del Covid-19

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