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Dos funcionarias agredidas en A Lama (Pontevedra)

La mujer de un recluso agrede a dos funcionarias de la prisión de A Lama.

El hecho se produjo tras requisarle a su hijo de 6 años un móvil que pretendían meter en la cárcel.

Dos funcionarias del centro penitenciario de A Lama fueron agredidas por la mujer de un interno en la entrada de la prisión, resultando ambas con lesiones de carácter leve.
Según explicaron fuentes penitenciarias el suceso se produjo a media tarde del pasado miércoles cuando las trabajadoras controlaban el acceso al penal de los familiares y amigos de los internos autorizados a comunicarse con ellos.

La alarma del arco detector de metales se disparó al pasar la mujer, que estaba embarazada, con su hijo de seis años. Al pedirles que se vaciasen los bolsillos para a continuación proceder al cacheo personal, el niño sacó un teléfono móvil y unas cuerdas de guitarra que, según la explicaciones dadas por ambos, iban a entregar al marido y padre respectivo.

En este momento, según la versión de los hechos explicada por el propio personal del centro penitenciario, la mujer reaccionó violentamente retorciendo las muñecas de la funcionaria que tenía el teléfono móvil en la mano y arañado en la cara a la otra empleada. Fue necesaria, aseguran fuentes penitenciarias de A Lama, la intervención del agente de la Guardia Civil que estaba en la entrada de la prisión para poner fin al altercado.

Denuncias

Las dos funcionarias que abortaron la introducción del móvil y las cuerdas de guitarra en el interior de la prisión provincial presentaron sendas denuncias contra la mujer por agresión y amenazas.

La introducción unilateral de ambos objetos en la prisión está prohibido por el régimen interior del centro. Las cuerdas de guitarra pueden ser utilizadas como arma por lo que tiene que ser la dirección la que valore si el recluso puede disponer de ellas o no, explican fuentes penitenciarias, y en el caso del teléfono móvil, añaden, puede ser utilizado como elemento de transacción ya que el inhibidor de frecuencias instalado en A Lama impide su utilización.
El centro penitenciario de A Lama tiene un población reclusa que ronda los 1.500 internos. Un dato que revela la masificación del penal (su capacidad nominal es de 1.008 presos) lo que explica, según los sindicatos carcelarios, la sucesión de incidentes violentos en su interior.

La mayoría de estos altercados, reconocen estas mismas centrales sindicales, se producen entre internos y están motivados por deudas o roces de la vida diaria, aunque en ocasiones los internos atacan o se enfrentan a funcionarios.

El caso del pasado miércoles, en el que el familiar de un interno agrede a un funcionario, es "excepción" pues cuando hay enfrentamientos entre unos y otros suelen ser verbales.

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