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Dos funcionarios salvan la vida de los presos más peligrosos de Teixeiro

Fuente: La Voz de Galicia

Un interno provocó un incendio en el módulo de aislamiento.

Dos funcionarios de la cárcel de Teixeiro arriesgaron ayer por la noche su vida para salvar la de los reclusos que se encontraban en el módulo de aislamiento, espacio para albergar a los presos más peligrosos.

Ocurrió a las 21 horas, cuando se llevó a cabo el relevo de funcionarios. Dos de ellos, alertados por el incendio que provocó un preso en su celda, acudieron a la galería. Ante la virulencia del fuego y la intensa humareda, abrieron las celdas para facilitar la evacuación al patio.

Con todos los reclusos a salvo menos dos, el causante y otro interno que quedó inconsciente y tuvo que ser evacuado, los funcionarios se adentraron entre la densa humareda en la galería pertrechados con los equipos de respiración autónoma y dos extintores grandes. La puerta eléctrica había quedado bloqueada por las altas temperaturas originadas en el interior de la celda.

 
Al acceder al pasillo de la galería, agachados y con la pared como guía debido a la humareda, consiguieron abrir la segunda puerta de seguridad de apertura manual llamada «cangrejo». Tuvieron que vaciar por completo los dos extintores para sofocar las llamas que nacían de dos piras con materiales combustibles a los que el recluso había prendido fuego en su interior, y para enfriar la puerta eléctrica.

La intensidad del humo no permitía ver el interior, a fin de localizar al interno, por lo que, por seguridad para evitar que se les pudiese abalanzar armado y les agrediese, salieron de la galería para intentar de nuevo la apertura eléctrica, que lograron gracias a haber enfriado la puerta.

 
Teniendo ya la puerta abierta, y con el interno aún en el interior, con solo diez minutos de oxígeno, decidieron arriesgarse a volver a entrar para salvarle, pese a que la estrategia del interno podía ser esperarles respirando del sumidero de la ducha para atentar contra ellos al acceder. Aún así, continuaron adelante.

No lo encontraron. El recluso se escabulló en medio de la humareda y se ocultó en otra celda. Cuando llegaron a él, tras revisar casi a palpas los calabozos, lo hallaron semiinconsciente.

Finalmente, lograron sacarlo entre los agradecimientos y algún aplauso del resto de internos que estaban a salvo en el patio.

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