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El 73 por ciento de los delincuentes que ingresaron en las cárceles españolas en 2005 eran extranjeros

La mayoría de los 15.692 no nacionales que están actualmente en prisión proceden del Magreb y de países sudamericanos.

Fuente: La Razón Ditigal

Detención de un extranjeroLas cifras son escalofriantes. El 73 por ciento de las personas que en 2005 ingresaron en cárceles españolas son extranjeras, según ha señalado la Dirección General de Instituciones Penitenciarias. De los 1.594 nuevos internos que se contabilizaron el año pasado, 1.167 son extranjeros. La mayoría procede del Magreb y de países sudamericanos.

La población reclusa en España se sitúa en 52.866 internos, lo que supone un incremento de 1.594 presos respecto a los que había a finales de 2004, si bien en estos datos no se contabilizan los internos de las cárceles de Cataluña, que dependen de la Generalitat catalana, y no de Instituciones Penitenciarias, con lo que la cifra podría ascender hasta los 61.235. Los presos extranjeros se cifran en 15.692, de los que 14.320 son hombres y 1.372 mujeres. De los 47.265 hombres en prisión que había en 2004 se ha pasado a 48.655, mientras que el número de mujeres aumentó en 204, llegando a 4.211.

El sistema actual se desborda. El incremento de la población reclusa durante los últimos cinco años (38 por ciento), la inmigración y el alargamiento de las penas han desbordado el sistema. Hoy, 61.245 presos cumplen sus penas en 66 prisiones con capacidad para 38.785 reclusos. O lo que es lo mismo, soportan una tasa media de hacinamiento del 165 por ciento, que llega a situaciones tan dramáticas como la de la cárcel de Murcia, que, con una saturación del 264 por ciento, alberga hasta tres presos por celda.

«Todos los centros han tenido que duplicar y hasta triplicar su ocupación y sólo existe un funcionario para cada 150 presos», explica José Ramón López, presidente de ACAIP, principal sindicato de funcionarios de prisiones. En efecto, España se ha convertido ya en el país con mayor población reclusa de Europa, por delante de Francia, Alemania o Italia, y el ratio de presos por cada 100.000 habitantes, situado en 125,­­ tan sólo es superado por Gran Bretaña. La directora de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, ha atribuido en reiteradas ocasiones este cambio de la población reclusa al endurecimiento de las penas que introdujo la reforma del Código Penal impulsada por el anterior Gobierno, lo que ha desatado las críticas del PP. A lo que se debe añadir la entrada en vigor de los «juicios rápidos».

Pero existe otro factor fundamental: la inmigración. En los últimos cinco años, la población reclusa extranjera ha crecido un 126 por ciento. Las cárceles son una torre de Babel. Hay personas de 190 países. Los funcionarios tienen problemas de comunicación con ellos y, junto al hacinamiento, esta situación genera tensiones. «Cada nacionalidad crea su propio grupo de poder y se enfrentan entre sí para ganar fuerza», relata José Ramón López.

La ausencia de familiares en España que se hagan cargo de la fianza, en unos casos, o incluso de un domicilio en el que cumplir la pena bajo vigilancia, en otros, obliga a las autoridades penitenciarias a mantener en prisión a miles de inmigrantes, que no poseen otro lugar en el que esperar los juicios.

Los funcionarios alertan de que el perfil de los presos ha evolucionado en los últimos años. Antes, eran mayoritariamente españoles condenados a penas cortas por delitos menores. Sin embargo, ahora hay más reclusos con condenas largas, relacionadas con delitos droga, violencia y de nacionalidades muy distintas.

A finales de noviembre, el Consejo de Ministros dio luz verde al Plan de Creación y Amortización de Centros Penitenciarios, que invertirá 1.647 millones de euros hasta 2012 para crear 18.000 plazas distribuidas en 46 nuevos centros penitenciarios. A esta medida hay que añadir los 1.800 funcionarios que el Estado contratará en 2006 para mitigar las carencias y el envejecimiento progresivo que el cuerpo de trabajadores de prisiones sufre.

Sin embargo, estas medidas no convencen a las autoridades de Galicia donde la población penitenciaria ha crecido un 68 por ciento en cinco años y los presos extranjeros se han multiplicado por once. El año 2003 fue el que marcó un punto de inflexión en esta llegada masiva de extranjeros. Fue entonces cuando la población interna de foráneos se triplicó, pasando de 1.169 a 3.637. La explicación es un cambio en la política de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias que decidió aliviar las cárceles con mayor número de extranjeros, situadas sobre todo en Madrid, Levante, Andalucía y Canarias, y trasladarlos a los penales del norte, entre ellos, los gallegos. Marroquíes, argelinos, colombianos y portugueses son, por este orden, las principales nacionalidades que se reúnen en las prisiones.

En opinión de Gallizo, si los legisladores siguen valorando que la manera más efectiva de abordar los problemas sociales es enviar a gente a la cárcel y no se buscan alternativas, la situación será inasumible en pocos años. La construcción de tres nuevas cárceles en 2008 no frenará la avalancha de presos.

Finalizado el año 2005, la estadística más tétrica lanza una cifra poco alentadora: 58 muertes violentas en la Comunidad. Sólo dos menos respecto a 2004. Sin embargo, las cifras muestran datos mucho más preocupantes.

Por ejemplo, que, de estas 58 muertes, el 70 por ciento de ellas haya sido cometida por extranjeros, frente al 58 por ciento del año pasado.

De los 117 detenidos por estos crímenes, 82 fueron cometidos por ciudadanos de otras nacionalidades, mientras que 35 eran españoles.

Los ecuatorianos encabezan la estadística, con 24 compatriotas detenidos durante 2005. Los siguientes son los colombianos, con cinco personas capturadas. Les siguen cubanos y marroquíes, con cuatro detenidos de cada país; después, dominicanos, polacos y chinos, con tres personas arrestadas de cada nacionalidad.

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