Acceso usuarios

Acceder al portal

Usuario (NIF) *
Contraseña *
Recordarme

Las cárceles darán libertad a los presos para que fumen en sus celdas

La Administración entiende que «constituyen espacios privados».

Fuente: La Razón

Patio de una prisiónEl humo y el cigarrillo, tan habitual en los espacios carcelarios, seguirá teniendo su protagonismo tras las rejas. En la actualidad se permite fumar a los presos en las celdas y en la mayor parte de los recintos penitenciarios, algo que cambiará sólo en parte con la nueva Ley Antitabaco. Desde Instituciones Penitenciarios informan de que a partir del 1 de enero quedará prohibido fumar en «oficinas, puestos de vigilancia, talleres donde trabajan los presos, enfermería, comedores y salón de actos y televisión».

Las personas privadas de libertad -más de 60.000 en todo el país- que quieran fumar, podrán hacerlo sin problemas en los patios de las cárceles y en las propias celdas, ya que la administración entiende que éstas son «espacios privados» en los que el recluso puede hacer lo que quiera. De esta forma, los cigarrillos seguirán siendo un compañero fiel en la vida de muchos presos.

Prima el derecho del fumador. En las celdas individuales no habrá discusión posible, pero si la celda la comparten dos internos uno de los cuales fuma y el otro no, éstos «deberán ponerse de acuerdo ellos mismos» ya que, según matizan fuentes penitenciarias, «a ninguna persona se le puede prohibir fumar en su casa». A pesar de ello, la portavoz de prensa del organismo anuncia que en los centros «trataremos de poner a los internos fumadores en la misma celda para evitar problemas entre ellos».

La responsable de prensa de esta institución destaca a su vez que, a pesar de que «cada vez hay más internos que piden zonas libres de humos y que muchos de ellos están tratando de abandonar el cigarrillo», hay que tener en cuenta el alto grado de adicción al tabaco que existe entre la población reclusa: «En las cárceles españolas hay muchos fumadores que han superado otras adicciones, como su dependencia con la cocaína, la heroína o el alcohol, pero todavía no han podido renunciar al tabaco».

Por este motivo, la ley contempla la creación de salas específicas para los fumadores dentro de los espacios comunes de las prisiones, zonas que podrían empezar a habilitarse en los próximos meses. La polémica está servida, pues si bien el preso podrá fumar un cigarrillo en su celda con total impunidad, no lo podrá hacer, por el contrario, el trabajador que lo vigile.

Frente a otro tipo de empleados públicos a los que se les permitirá salir a fumar un pitillo a la calle durante la jornada laboral, los funcionarios de prisiones deberán permanecer, por razones obvias, en sus puestos de trabajo, y no podrán ausentarse de ellos. Estos funcionarios sólo podrán fumar cuando su trabajo tenga que realizarse en el patio de la prisión, al aire libre.

No obstante, la excepción a la norma se aplicará en las celdas para mujeres internas con hijos menores de tres años de edad, que sí podrán fumar en espacios habilitados al efecto siempre que ni estén presenten ni entren con ellos.

Mientras, en Cataluña la Ley será más restrictiva. En las celdas de sus cárceles primará el derecho del no fumador y los trabajadores tendrán que salir al patio a fumar, aunque se encuentren en zonas en las que los presos tengan permitido encender un cigarrillo.

Instituciones Penitenciarias no se plantea, por el momento, prestar ayuda o desarrollar programas específicos para los presos que deseen poner fin a su adicción a la nicotina. No obstante, están realizando un informe para regular las medidas que tomarán a partir de la entrada en vigor de la Ley Antitabaco.

Junto a la población reclusa, tampoco los trabajadores que lo hagan por su cuenta, los autónomos, y concretamente los que realicen su labor desde casa, como por ejemplo los escritores, arquitectos, pintores o los periodistas que trabajen por cuenta propia, tendrán, en el caso de que sean fumadores, deberán abandonar su puesto, ya que la normativa marca que los domicilios particulares son espacios privados en los que no pueden ejercer control.

Valora este artículo
(0 votos)