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A partir de ahora los presos lo van a tener más difícil para fugarse. El culpable es el nuevo sistema de identificación automático para los reclusos, pionero en Europa, parecido al que utilizan en los aeropuertos de EE.UU. Ya no quedará margen para el error o la duda y el control será mucho mayor. El sistema se basa en las huellas dactilares del individuo, pero sin tinta, todo es digital. A través de un aparato que escanea las huellas de las dos manos, en un tiempo de entre 10 y 45 segundos, se obtendrá la ficha del recluso con todos sus datos (nombre, apellidos, fotografía, marcas características, delito, pena, centro de reclusión, peligrosidad, etc.). De esta forma, destacó la directora de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, «se proporciona más seguridad».

Fuente: abc.es

A partir de ahora los presos lo van a tener más difícil para fugarse. El culpable es el nuevo sistema de identificación automático para los reclusos, pionero en Europa, parecido al que utilizan en los aeropuertos de EE.UU. Ya no quedará margen para el error o la duda y el control será mucho mayor. El sistema se basa en las huellas dactilares del individuo, pero sin tinta, todo es digital. A través de un aparato que escanea las huellas de las dos manos, en un tiempo de entre 10 y 45 segundos, se obtendrá la ficha del recluso con todos sus datos (nombre, apellidos, fotografía, marcas características, delito, pena, centro de reclusión, peligrosidad, etc.). De esta forma, destacó la directora de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, «se proporciona más seguridad».


La otra gran novedad es que los presos podrán ser identificados no sólo por las huellas. Además, existe un registro en el que se pueden consultar las peculiaridades de los internos como las cicatrices y los tatuajes, de modo que se podrán realizar búsquedas con esos parámetros. Como dice Juan Antonio Marín, responsable de la implantación del sistema, «es como CSI, pero sin muertos». Se acabó con la ardua labor de verificar la identidad de los presos que, cuando son recluidos, usan en ocasiones nombres y personalidades falsas.

«Lo primero que hace el sistema es una búsqueda que dará como resultado si esa persona ya había ingresado en prisión y si es quien dice ser» explica uno de los técnicos responsables del sistema, quien añade que «antes se tardaba de tres semanas a un mes en hacerlo y, en muchos casos, era imposible». Además, con el incremento del crimen organizado se ha hecho más frecuente. Marín puso como ejemplo el caso de un árabe «que ha ingresado con 46 nombres diferentes».


Tecnología española


El sistema entrará en funcionamiento en todos los centros de España el 19 de febrero, y lo hará con las huellas dactilares informatizadas de todos los reclusos. Para que todo marche bien, trescientos funcionarios han recibido formación, aunque, como aseguró Gallizo «su manejo es muy sencillo».
Esta nueva tecnología, completamente española y que ha tardado seis años en realizarse con una inversión de 1.200.000 euros, va a cambiar la forma de trabajar en las prisiones.


El sistema está diseñado y pensado para compartir datos con la Policía, la Guardia Civil, así como con instituciones internacionales como la Europol o la Interpol.

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