Fuente: Voz de Galicia

Mercedes Gallizo Llamas, directora general de Instituciones Penitenciarias, colocó ayer en la Torre, frente al faro y al lado de las cocheras del tranvía, la primera piedra del Centro de Inserción Social (CIS), el «último escalón del modelo de reeducación e integración de la población reclusa», definió Constantino Méndez, presidente de la Sociedad Estatal de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios. Su ejecución permitirá liberar el vecino edificio de la antigua prisión provincial, que revertirá en el patrimonio municipal y que el alcalde Javier Losada pretende convertir en la que definió como «la gran factoría cultural coruñesa, un centro de creatividad especialmente dirigido a los jóvenes».

Antes, en el plazo de un año, se levantará el CIS para reclusos en tercer grado o libertad condicional: «No hay que olvidar -recalcó Gallizo- que el momento más difícil de una persona que tiene un problema con la justicia no es cuando entra en prisión, sino cuando sale». Por ello, sobre una parcela de 7.531 metros cuadrados y con una inversión de 10 millones de euros se levantará un edificio de tres plantas, diez módulos y múltiples servicios.

Constará el CIS de 150 habitaciones dobles y cuatro más complementarias para internos agitados y personas de movilidad reducida. Junto a la unidad de alojamiento general, se instalará el área ocupacional, con dos talleres polivalentes, biblioteca, gimnasio, y una sala de trabajo de educadores y monitores de actividades formativas. El comedor, la cafetería-economato, y una sala de estar formarán la zona de estancia, a la que se sumará la unidad sanitaria y de asesoramiento jurídico y laboral, el área de servicios generales, las oficinas y el puesto de entrada y control. Con acceso independiente, se creará el departamento de servicios sociales y las salas de comunicación para visitas familiares y locutorios para el juez y el abogado.

«Espacio extraordinario»

La directora de Instituciones Penitenciarias elogió el «espacio extraordinario» en el que se levantará el CIS, por lo que indicó que se ha pedido a la constructora (Ferrovial) que procure su integración en el paisaje «para que no rompa la impresionante belleza de este espacio». «La medida del avance de una sociedad se ve en la situación de sus instituciones penitenciarias», valoró Gallizo antes de subrayar que la mejora de las instalaciones lleva asociada la devolución a la ciudad de la antigua prisión.

En este sentido, Javier Losada recalcó que la creación del CIS «se ajusta a nuestras convicciones ideológicas» y su ejecución será posible «porque el gobierno local y el central comparten el mismo proyecto y las mismas prioridades». No olvidó tampoco el alcalde subrayar la importancia que supondrá reincorporar la vieja cárcel para su transformación en centro cultural, social y de servicios para Monte Alto, con especial atención a jóvenes creadores. Salas de ensayo, albergue o centro de expresión fueron algunas de las ideas apuntadas para la nueva factoría cultural, que se integrará en el proyecto del parque Carlos Casares.

Carlos Negreira, candidato del PP a la alcaldía, incluía en su propuesta transformar los 12.000 metros cuadrados de la cárcel en centro de día, de las asociaciones y de las artes y la cultura.